¿Dependemos de la inteligencia artificial?
¿Te has encontrado siguiendo el GPS de tu teléfono celular para llegar a alguna dirección, utilizando reconocimiento facial para acceder a tu banca móvil o pidiéndole a una bocina inteligente que realice ciertos procesos por ti? Quizá en la escuela o el trabajo, la tecnología te ayuda a mejorar un texto, te hace el resumen de un documento, crea una imagen a partir de una descripción o quizá te elabora una presentación a partir de un documento. Esto es inteligencia artificial (IA).

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, 2023, 15) define inteligencia artificial como “el diseño de máquinas o sistemas que imitan funciones cognitivas propias de las personas, tales como percibir, procesar, analizar, organizar, anticipar, interactuar, resolver problemas y, más recientemente, crear”.
Esta tecnología funciona con datos que son recopilados, clasificados y organizados y que posteriormente resolverá consignas, tomará decisiones y arrojará resultados. Por eso, cuando buscamos cuál es el mejor producto para cierta necesidad, horas más tarde nos vemos inundados con publicidad que nos podría gustar.
La inteligencia artificial está tan inmersa en nuestras vidas que es difícil ser ajeno a ella.
Las aulas no son la excepción. En ocasiones, causa frustración al docente saber que los estudiantes no practican el pensamiento crítico cuando se espera que discriminen la información que es verdadera y relevante de la que no lo es.
Se sabe por experiencia propia como docente que si se les pide a los alumnos una investigación de cualquier tema, es probable que varios de ellos copien y peguen lo que encuentran en el internet sin verificar si es una página confiable o si la información es veraz. También es posible que los alumnos no profundicen en la información y en consecuencia, no ejerciten el pensamiento crítico.
Para confirmar esta hipótesis se toma como referencia el estudio hecho por Miha Kovač y Adriaan van der Weel (2020) que se describe en el texto "Lectura en papel vs. lectura en pantalla" donde se menciona que en Europa se reunieron 200 académicos especialistas en lectura y alfabetización para llevar a cabo una investigación partiendo del supuesto de que la adopción de las tecnologías digitales no es neutral con respecto a la comprensión y cognición y se concentraron en identificar cómo es que los lectores recuerdan un escrito al usar medios impresos o digitales, concluyendo lo siguiente:
La comprensión general al leer textos en pantallas digitales suele ser igual o inferior que al leer los medios impresos.
Las actividades más complejas que requieren un grado mayor de comprensión o una reproducción con detalle de una lectura más extensa se ven más afectadas que las tareas de esparcimiento, como la lectura narrativa por ejemplo.
Las tendencias generales de la lectura en pantalla es más fragmentada, menos concentrada e involucra un procesamiento cognitivo más superficial que se está trasladando a los hábitos de lectura en papel.
Nuestra susceptibilidad a noticias falsas, sesgos y prejuicios se amplifican por el exceso de confianza en nuestras habilidades de lectura digital.
¿Cómo hacemos entonces de la inteligencia artificial una aliada en las aulas?
Conociendo estos desafíos y sabiendo que la IA está inmersa en nuestra vida diaria, tenemos la opción de mostrarnos reticentes al cambio o podemos afinar nuestras actividades y procesos de tal manera que podamos obtener los resultados que queremos ver en nuestras aulas tales como el pensamiento crítico, trabajo en equipo y desarrollo de más habilidades. La IA es una herramienta que ayuda al docente a optimizar su tiempo y recursos para crear actividades que requieran un mayor nivel de complejidad en el proceso de aprendizaje para el alumno, es decir, que no sean solo ejercicios de memorización o repetición. Para lograr esto, podemos iniciar afinando nuestras solicitudes (prompts en inglés).
Algunos tips para general solicitudes efectivas son:
Especifica la tarea: la tarea es el componente más importante de un mensaje de inteligencia artificial, ya que le indica al modelo lo que quieres lograr. Sé lo más específico posible al definir la tarea y utiliza verbos de acción como "generar", "escribir", "traducir" o "resumir".
Ejemplo: en lugar de escribir "Da un ejemplo de uso de adverbios", podrías indicar "Genera tres oraciones donde se utilicen adverbios en tiempo presente usando la primera persona del singular".
Detalla el contexto: el contexto proporciona al modelo de inteligencia artificial información adicional que puede ayudarlo a completar la tarea con mayor precisión. Esto podría incluir información sobre el tema, la audiencia o el estilo del resultado deseado.
Ejemplo: si le pides al modelo de IA que genere un resumen de un artículo, puedes proporcionarle el enlace al artículo, así como una breve descripción de la audiencia y el estilo deseado.
Proporciona un ejemplo: en el ejemplo podrás proporcionar el tono, el estilo y el formato del resultado deseado. Puede ser de otra fuente.
Ejemplo: si le pides que escriba un boletín informativo en un estilo informal pero divertido, puedes proporcionarle un enlace a un artículo similar. Hay modelos de IA que dan la opción de subir imágenes.
Voz de quien habla: es importante conocer la voz de quien solicita la actividad.
Ejemplo: si solicitas que escriba un artículo de noticias, puedes especificar que la personalidad debe ser un docente de español.
Especifica el formato: para un mejor resultado, especifica el formato deseado. Puede ser un poema, un fragmento de código o un guión, o puede ser un formato más general, como un ensayo o una lista. Establecer el formato en el mensaje ayuda a generar un resultado estructurado de la manera deseada.
Ejemplo: si solicitas un instrumento de evaluación puedes pedir que sea una rúbrica o una lista de cotejo con 10 indicadores que permitan evaluar un proyecto.
Verifica el tono según la audiencia: es muy importante saber a quién va dirigida la actividad.
Ejemplo: "Genera tres oraciones donde se utilicen adverbios en tiempo presente usando la primera persona del singular para niños de quinto grado de primaria".
Siguiendo estos pasos podrás obtener actividades efectivas y adaptadas a tus necesidades.
En la red, cada vez notarás más plataformas que usan inteligencia artificial. Por ejemplo, Khan Academy (plataforma con contenido de matemáticas, entre otros) proporciona una serie de ejercicios para el alumno. Si el alumno logra resolver el ejercicio, el sistema le pondrá uno con mayor nivel de complejidad, o por el contrario, si no logra resolver el ejercicio, le proporcionará retroalimentación y le asignará ejercicios con un nivel menor de complejidad para lograr el resultado deseado. Lo mejor de esto es que los docentes solo necesitan darle seguimiento. A continuación compartimos una lista de plataformas útiles para la práctica docente.
Herramienta de escritura: Quillbot
Corrección de textos: Smodin
Corrección de textos en inglés: Grammarly
Creación de contenido: Canva
Creación de presentaciones: PopAi
Escritura, traducción, imagen y video: Sider.AI
Creación de exámenes a partir de un documento: Quizgecko
Creación de presentaciones: Quizziz
Generador de citas: Bib Guru
Categorizador de herramientas AI: AI Findy
Plataformas de contenido: Khan Academy, Red Magisterial
Para explorar estas herramientas, te invitamos a ver el Webinar 165 de Red Magisterial titulado Herramientas de Inteligencia Artificial en tu práctica docente.
Por último, queremos dejar esta conclusión. Es cierto que los docentes tenemos desafíos que nos hacen dudar del uso de la tecnología pero que utilizada de manera consciente y práctica, puede arrojar mejores resultados de los que esperamos. Para que los estudiantes puedan hacer un buen uso de esta, la escuela deberá enseñar a formular preguntas de nivel superior, que no comienzan con un qué, dónde, cuándo o quién. Son aquellas que se inician con un por qué, qué implica, qué cambios supone y qué consecuencias genera. Son aquellas que demandan de los estudiantes capacidades de reflexión, curiosidad, investigación, análisis, inferencia, anticipación, argumentación, comunicación, colaboración, evaluación, imaginación, creatividad y participación.
Para evaluar los trabajos donde se ha usado la inteligencia artificial procura:
Que los alumnos sepan distinguir entre páginas segura y no seguras, y que busquen información en fuentes confiables como páginas gubernamentales, organizaciones o instituciones educativas.
Que los alumnos cuestionen lo que ven en clase, pues aprenden dependiendo del tipo de pregunta o cuestionamiento que se les hace.
Formular preguntas de manera diferente. No es lo mismo preguntar: ¿qué causas encontraste? que decir: A partir de la presentación o debate de tus compañeros, coloca tres preguntas que valoras son importantes. Crea debates y permite que argumenten a partir de la información presentada.
Verificar el aprendizaje a través de la verbalización de las indicaciones y conceptos, pidiendo que expliquen a un compañero o que respondan una pregunta. Además, diversifica dinámicas de trabajo en equipo para enriquecer la experiencia educativa.
Con estas prácticas, notarás la utilidad del uso de la inteligencia artificial y ampliarás las posibilidades de diversificar tanto tu enseñanza como el aprendizaje de tus estudiantes.
Bertha Francisco es coordinadora del Centro de Lenguas del IESPE y Consultora Académica en Edilar.
Referencias
Kovač, M., Van der Wel, M. (2020). Lectura en papel vs. Lectura en pantalla. Cerlalc-Unesco. https://cerlalc.org/wpcontent/uploads/2020/04/Cerlalc_Publicaciones_Dosier_Pantalla_vs_Papel_042020.pdf
Morduchowicz, R. (2023). Inteligencia Artificial, ¿necesitamos una nueva educación?. Unesco. https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000386262