Las palabras que usamos nos definen más que cualquier otra cosa. Se dice que somos lo que comemos, lo que bebemos, lo que vemos o lo que escuchamos (en música); que somos lo que somos según con quienes nos juntamos (quien anda con lobos…). Pero es particularmente definitorio de nuestra identidad aquellas palabras que decimos, que escuchamos con insistencia, que repetimos e incluso aquellas que mal entendemos o mal decimos.
Sucede que el lenguaje, la lengua, el habla, el idioma, las palabras y sus expresiones sintácticas y su pragmática revelan, por un lado, nuestro entorno lingüístico y, por otro, a nosotros como sus vehículos; le damos nueva vida a las palabras al punto de su desgaste, o bien matizamos sus significados de tal forma que una misma palabra significa no sólo varias cosas a la vez, sino que refleja la forma en la que pensamos y cómo lo hacemos, cuál es nuestro universo emocional, cognitivo e histórico. Por ello, el ejercicio que hacen algunos medios e instituciones para decretar “la palabra del año” no deja de ser interesante, más allá del reconocimiento, adhesión o polémica en torno a dicha palabra.
La palabra de este año que recién terminó (2021) es “vacuna”, según Fundéu-Rae. La misma palabra fue la elegida por el Diccionario Oxford de la Lengua Inglesa: “Vax” de “Vaccine”, “vacuna”, que a su vez agrupa las variantes y derivados de la misma, como “antivacuna”, “no vacunado”, “doble” o “triple vacuna”. Otros medios influyentes en este terreno son el Cambridge Dictionary y el Collins Dictionary que se decantaron por las palabras “perseverance” (perseverancia) y “NFT” (Non-Fungible Token o activo digital intangible), respectivamente; estas últimas siglas sirven para referirse a la forma en que se identifica y asigna propiedad a un bien digital.
Pero ¿cuáles son los criterios para elegir estas “palabras del año”? Claro que no existe criterio u organización que pueda erigirse como único y representativo de todas las palabras en todos los idiomas. Para comenzar, estos ejemplos son solo representativos de dos idiomas,el español y el inglés, aunque no debemos soslayar que juntos suman mil 891 millones de hablantes (839 millones de hablantes nativos); es decir,1,348 millones hablantes de inglés y 543 millones hablantes de español en total. No obstante, hay muchas palabras en miles de idiomas que seguramente podrán ser representativas en sus comunidades. Por eso es importante considerar que algunos criterios de selección son:
la frecuencia de uso de la palabra (por ejemplo, el diccionario Collins asegura que el uso de las siglas NFT se incrementó un 11 mil % en 2021)
a la novedad de la palabra (vgr. aporofobia (2017)
a la creatividad de la misma (vgr. selfi (2013)
su utilidad (vgr. e- [de e-mail]) o, incluso,
eufemística (EIT, método de tortura llamado Técnica Mejorada de Interrogatorio).
En el caso de la selección de la Fundéu-Rae, “vacuna”, parece que el criterio considerado fue tanto su frecuencia como su importancia en el contexto en el que estamos aprendiendo a vivir desde finales de 2019.
No obstante la palabra de 2021 seleccionada, que me parece justa, creo necesario reflexionar en torno a las palabras elegidas por estos medios (básicamente diccionarios y asociaciones con ayuda de metadatos) en los últimos años. *Veamos una tabla ilustrativa:
En primer lugar, creo que vale la pena destacar las palabras que coinciden exactamente en dos o más listas, como son: vacuna (A, B); confinamiento o lockdown (A, C); emoji (A, B); selfi (A, B); fake news (C, D).
Están las palabras (actividades) emparentadas de alguna manera, como escrache y cambio climático (A, C); o populismo, posverdad, fake news (A, B, C, D).
Destacan los criterios de tipo político, social o tecnológico. Por ejemplo, en lo político están populismo, posverdad, fake news, insurrección, aunque no solamente, ya que también pueden ser consideradas tanto de uso político como social (la línea que las separa se desvanece): refugiado (A), cambio climático (B), Brexit (C), fake news e insurrección (D).
Lo social (con las reservas del caso) está en algunas otras, como son la aporofobia (A), selfi (A, B), tóxico (B), huelga por el clima (C) o metrosexual (D).
Finalmente, están las palabras que con seguridad destacaron por su relevancia en el argot tecnológico, primero, y luego en el habla de las personas comunes. En este terreno destacan las palabras que he seleccionado de la lista de la American Dialect Society: www y e- son claramente protocolos o nomenclaturas informáticos, mientra que Y2K fue el fenómeno asociado a los riesgos informáticos por el cambio de milenio, o el #hashtag, nomenclatura que destaca, a su vez, palabras para campañas publicitarias y comunicación en redes sociales.
Otro gran aspecto de la vida de los seres humanos está presente en estas selecciones de palabras representativas de nuestros quehaceres y preocupaciones: me refiero al cuidado del planeta Tierra. En español, microplástico; en inglés, huella de carbono, cambio climático, Single-use (úsese y tírese), huelga por el clima, etc., conceptos y acciones que tienen un alto componente social y político.
El lenguaje e impacto de las comunicaciones tecnológicas también se destaca con selfi que, aunque es un fenómeno social, es posible y sigue siendo tendencia por el uso masivo de teléfonos móviles con cámara y doble cámara; o el podcast, que hoy ocupa un lugar destacado en las comunicaciones de audio; o el término geek, voz polisémica inicialmente despectiva para referirse a las impericias corporales y de atención de quienes se especializaron en lenguajes informáticos, tecnología y videojuegos. Y finalmente, NFT o "token no fungible", es decir, “un fragmento de datos digitales que registra a quién pertenece una pieza de trabajo digital”, según lo define el propio diccionario Collins; término vinculado con el que quizá sea el gran ausente de estas listas de palabras del año: criptomonedas o bitcoin, que ha competido con términos como burnout, trabajo híbrido, transgénero o feminismo (#metoo), otra palabra destacada que no ha logrado colarse como “palabra del año” a pesar del alto impacto político, social y mediático en los últimos años.
Política más que economía. Sociedad politizada, más que problemas sociales de fondo. Preocupación por el planeta y sorpresa ante la tecnología. ¿Qué palabra sigue, si leemos entre líneas la tendencia, para el 2022? ¿Cuáles son nuestras filias y fobias más destacadas con base en este breve ensayo de análisis? ¿Cuáles serán nuestras palabras personales que destacaremos en nuestro radio de influencia en la casa, la escuela o el trabajo?
Me atrevo a decir (que no a desear) que las palabras del año 2022 serán aquellas relacionadas con la seguridad: ciberseguridad, cuidado de la salud, seguridad financiera, seguridad personal ante la violencia por armas y, en consecuencia, las vinculadas con todo tipo de inseguridad en múltiples contextos.
Me atrevo a desear (aunque no se cumpla) que la palabra del año sea “libertad” o alguna vinculada con ella, como “independencia”, “autodeterminación” o “dignidad”. El sentido y contexto de estas palabras las definiremos cada uno de nosotros.
Fuente original: redmagisterial.com.