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Foto del escritorSusana Garduño Soto

Humor para educar: La caricatura en tiempos de la Revolución Mexicana

Actualizado: 7 dic 2023

Una caricatura es una figura  en la que se deforma el aspecto de una persona o una situació. La palabra caricatura es de origen italiano “caricare” que significa “cargar” o “exagerar”. También se pueden exagerar los modales o los actos realizados por los sujetos retratados.


En el ámbito de la caricatura existe un segmento aparte que se conoce como caricatura política. Los autores de estas creaciones gráficas utilizan la exageración como recurso para expresar sus opiniones acerca de la política de su tiempo. Y aun cuando este no era su propósito, la caricatura política ha tenido un papel destacado en la educación en México.


Un claro ejemplo lo encontramos en la manera como la caricatura política ayudó a informar lo que sucedía durante la Revolución Mexicana a una población con un analfabetismo del 74% en 1910. Gracias al humor y al poder comunicativo de la imagen muchos mexicanos que poco o nada habrían sabido se enteraron de lo que ocurría.


La caricatura política de la Revolución Mexicana venía de una larga y rica tradición que nació en las últimas décadas del siglo XIX. En ese tiempo, comenzaron a proliferar en México publicaciones dedicadas a difundir información, críticas e incluso ridiculizaciones de los personajes políticos en turno.  El Archivo General de la Nación da cuenta de este fenómeno:


En las últimas tres décadas del siglo XIX, la producción de publicaciones de estilo satírico acompañada del dibujo caricaturesco comenzó a acrecentarse con el surgimiento de alrededor de 31 a 34 diarios que adoptaron la caricatura política como su estandarte periodístico, así fue como surgieron publicaciones como Juan Diego, El Padre Cobos y El Ahuizote. Estos enarbolaron una ideología liberal que no les impidió criticar a los gobiernos de Juárez, Lerdo de tejada y los inicios del porfiriato.

A comienzos del siglo XX, surgieron herederos de los primeros diarios de caricatura política, como El Hijo del Ahuizote, una publicación aguerrida, ya que persistió a pesar de que fue intensamente perseguida por el régimen porfirista, que llegó al grado de tomar sus instalaciones, destruir sus máquinas y encarcelar a sus editores. En esta publicación participaron los hermanos Ricardo y Enrique Flores Magón, quienes lideraban su muy particular lucha revolucionaria con la pluma y no con las armas.  Fueron feroces opositores de Porfirio Díaz incluso a riesgo de perder sus vidas.





José Guadalupe Posada también figura entre los críticos de la situación social de México antes y al inicio de la Revolución Mexicana. Es bien conocido actualmente por su famosa calavera, a la que él llamó “La Garbancera”.



La crítica social de Posada expresada en caricaturas dejó una huella indeleble en el patrimonio artístico de México. Su intención era retratar burlonamente con “La Garbancera” a los personajes de la sociedad mexicana del momento, especialmente los enriquecidos durante la época de Porfirio Díaz, que gustaban de aparentar  un estilo de vida que no les correspondía.


La influencia de José Guadalupe Posada nació en la caricatura, pero alcanzó a algunos de los mayores exponentes del muralismo mexicano, como Diego Rivera y José Clemente Orozco, quienes no dudaron en considerarlo  además de un precursor, un contemporáneo suyo. Octavio Paz escribió que tenían razón e incluso añadió: “me parece más moderno que ellos”.



Diego Rivera fue quien retomó “La Garbancera” de José Guadalupe Posada y la renombró como “La Catrina”, el nombre con que la identificamos actualmente. La incluyó en su mural Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central, de 1947, donde colocó a la calavera de Posada junto a personajes destacados de la historia de México, como Sor Juana Inés de la Cruz, Benito Juárez e incluso Frida Kahlo.


(Para ver mejor este mural ir a  este vínculo de Google Arts &Culture).


Así, la tradición de la caricatura política en México se convirtió en una fuerte influencia en el arte del siglo XX con el impacto que logró en el muralismo mexicano, una escuela pictórica que tenía fines educativos en su búsqueda de transmitir la imagen que el pionero de la Educación Pública en México, José Vasconcelos, deseaba hacer llegar al pueblo. Recordemos que el analfabetismo era aún la gran muralla que enfrentó la naciente SEP y lo fue durante décadas.


Entonces, la caricatura política en tiempos de la Revolución Mexicana fue un baluarte para la cultura de su tiempo y promovió, incluso en un pueblo que tuvo poco acceso a la palabra escrita, una forma elevada de pensamiento crítico, pues algunos especialistas sostienen que el humor, es una de las formas más elevadas de pensamiento.



Fuente original: redmagisterial.com/

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