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Educación y resiliencia en tiempos del Covid-19

Además de la desigualdad que representan el acceso a internet y la capacidad de equipamiento de dispositivos tecnológicos al interior de las casas de los docentes y de sus alumnos durante el confinamiento en el marco de la pandemia de COVID-19, todo parece indicar que no basta con el tiempo dedicado a conectarse con los compañeros y el maestro de la clase, sino también, y de manera muy importante, con la creatividad de los docentes para generar situaciones de aprendizaje que favorezcan el desarrollo de competencias para la vida tomando las lecciones de una época que dejará huella en varias generaciones.



Y es que son muchos los temas que llevan a la reflexión en torno a las acciones cotidianas para la resiliencia, que van, por ejemplo, desde la responsabilidad por tomar individualmente las medidas sanitarias para preservar la salud colectiva, hasta el reto de aprender a convivir en familia con una infraestructura de casa que permita trabajar, estudiar y entretenerse con los dispositivos existentes en el hogar, lo que también implica batallar con el ancho de banda y establecer acuerdos emergentes en la familia para esta convivencia extraordinaria.


Es bien conocido también que existen hogares en las zonas rurales en los cuales solo se cuenta con un aparato de televisión con el que se puede acceder a los programas de Aprende en Casa y, en el mejor de los casos, se cuenta con un teléfono celular con el que hay que tomar turno para acceder a internet, considerando las prioridades familiares establecidas en casa para el uso de los datos del celular. No obstante, el panorama de crecimiento en la adquisición de dispositivos móviles en el ámbito rural está aumentando de manera considerable, aún sin conocer las cifras post pandemia, lo cual es alentador desde el punto de vista de la equidad en la cobertura de la educación a distancia.


De acuerdo con cifras proporcionadas por el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) a partir de la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH), en el año 2017 el 71.2% de la población urbana tenía acceso a un celular, en contraste con el 39% de la población rural. Pero dos años después (2019), la relación era de 76% frente a 47%, lo que indica un mayor aumento en la demanda en las zonas rurales.



Por lo que respecta a la distribución del dispositivo de origen para el acceso a internet: el 95.3% de los usuarios se conectaron mediante un teléfono inteligente; el 33.2%, desde una computadora portátil; el 28.9%, con una computadora de escritorio; el 23.4%, mediante un televisor tipo smart TV o algún dispositivo conectado a esta; el 17.8%, por medio de una tablet y el 8.4% a través de una consola de videojuegos.


Aún faltan las cifras de acceso a internet durante la pandemia, pero todos somos testigos de que estas se han disparado en el ámbito educativo, lo que es inédito y trae consigo una realidad muy diferente en las prácticas de los maestros, los alumnos y los padres de familia.


Más allá de las cifras vinculadas con el acceso a internet en los hogares, lo más importante en estos momentos es destacar que cuando alguno de los integrantes de la familia es un maestro, el reto es mayúsculo por lo que significa transitar en ambos sentidos por una carretera de alta velocidad donde nadie se detiene ante la demanda de atención a los hijos-estudiantes confinados al mismo espacio. La labor de docentes-padres de familia es tan esencial como la del personal del sector salud que arriesga tanto la salud física como la emocional ejerciendo sus mejores oficios para atender a las personas bajo su responsabilidad.


Las prácticas cotidianas en las comunidades educativas de las escuelas en el ciclo 20-21, son y serán un reflejo de los saberes y voluntades de sus integrantes, para cuyo análisis se requiere de profesionales de la educación que sean capaces de intervenir efectivamente en la atención de las necesidades psicosociales de quienes han elegido la educación como su proyecto de vida aun en tiempos de resiliencia. Corresponde a los Investigadores bien formados dar cuenta de la teoría surgida de la práctica emergente durante el Covid-19.


Fuente original: redmagisterial.com

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