Como docentes, es necesario prepararnos para el nuevo ciclo escolar, lo que incluye no sólo el diseño de las evaluaciones diagnósticas o la creación las planeaciones, sino también la adecuación del mobiliario, la colocación de apoyos visuales en el salón, la diversificación de recursos así como cuidar el clima afectivo en el aula. Todos estos elementos forman parte de lo que se conoce como los ambientes de aprendizaje.
“Ambiente” proviene del latín ambiens, ambientis que significa “que rodea” y “que abarca el entorno”; por lo que se puede decir que un ambiente de aprendizaje se relaciona con el entorno y con todo lo que rodea a los estudiantes.
La Secretaría de Educación Pública (2017) señala que un ambiente de aprendizaje es una experiencia previamente planeada por el agente educativo, que incentiva a los estudiantes a establecer vínculos sanos y seguros; así mismo, a partir de la organización de los espacios y materiales permite que haya interacción entre los participantes, lo que permite que se conozcan y se comuniquen; y se toma en cuenta las necesidades de los estudiantes proponiendo actividades retadoras e innovadoras.
Para la UNESCO (2019), los ambientes de aprendizaje deben transmitir a los niños y a los adultos un sentimiento de bienestar y de comunidad, además de ofrecer oportunidades frecuentes de interacción. Se debe disponer de una variedad de materiales de aprendizaje significativos y pertinentes desde el punto de vista cultural, como representaciones visuales, libros, materiales artísticos, etc.
Cabe señalar que este no es un tema reciente ni fácil de abordar, ya que generar un ambiente de aprendizaje para un docente puede ser un desafío, pues no siempre se tienen las condiciones necesarias para lograrlo. Por esta razón, el tema del ambiente de aprendizaje ha sido objeto de estudio a partir de diversas disciplinas que van desde la perspectiva ambiental, psicológica, educativa, hasta los enfoques de la etiología y la proxémica (Duarte, 2003). Algunas corrientes pedagógicas (Montessori y Freinet) conciben la importancia de generar ambientes de aprendizaje que han abonado al tema y a partir de ellas se han actualizado e incorporado elementos a considerar con el fin de generarlos.
Coll (2013) propone usar el término nueva ecología del aprendizaje, éste abarca diversos elementos propuestos en los ambientes de aprendizaje; y recalca que los docentes deben plantear experiencias que generen sentido a los estudiantes, considerando sus intereses y siempre respetando sus procesos y ritmos de aprendizaje
Entre los componentes de los ambientes de aprendizaje se pueden identificar los espacios físicos y el mobiliario, el color de las paredes, la iluminación, la ventilación, entre otros (Krumm, 2021). En este caso, la UNESCO sugiere contar con al menos 2.3 m² por cada niño de Educación Inicial y Preescolar, mientras que por cada alumno en nivel primaria y secundaria se requieren al menos 1.5 m². Sin embargo, es cierto que en México algunas escuelas tienen problemas graves de hacinamiento, lo cual puede dificultar la implementación de algunas actividades educativas. Ante este escenario, es importante contar con el mobiliario adecuado, rediseñar el acomodo de muebles en el aula de manera constante o buscar los espacios adecuados dentro de la propia comunidad para alcanzar los aprendizajes, ya que no necesariamente el aula es el único espacio de aprendizaje. Es posible recurrir al museo de la localidad, bibliotecas, jardines, hospitales o edificios históricos a fin de enriquecer el aprendizaje con experiencias de conocimiento diversas. Esto permite la generación de hipótesis, intercambio de ideas y de visiones sobre las realidades que cada uno vive.
Los apoyos visuales suelen ser, efectivamente, un recurso poderoso dentro del aula, pues una imagen o una fotografía puede comunicar periodos de tiempo, contexto o circunstancias. Sin embargo, es importante tener especial cuidado con este punto, ya que suele pensarse que un salón con muchos elementos pegados en las paredes es sinónimo de un ambiente enriquecedor, lo cual puede resultar contraproducente. El exceso de estos elementos puede saturar el ambiente, afectando la concentración y el aprendizaje de los alumnos. Conviene buscar el equilibrio: ni demasiados estímulos visuales ni tampoco la falta de ellos.
Una forma sencilla de identificar lo que realmente es necesario en un ambiente de aprendizaje es hacernos la pregunta ¿qué tanto uso este apoyo visual? Por ejemplo:
Si tengo un calendario dentro del salón de clases que utilizo diariamente para que mis alumnos identifiquen el día, mes y año en el que nos encontramos; entonces es parte de mi ambiente de aprendizaje. Sin embargo, si este calendario nunca lo uso, es parte de la decoración del salón y puedo retirarlo para dar espacio a otro material que realmente apoye su aprendizaje.
Por otra parte, es importante que los estudiantes “colonicen” los entornos educativos (Krumm, 2021), por lo que es necesario que el aula tenga una relación con la identidad, los afectos e intereses del grupo y para ello se puede asignar un espacio para colocar las producciones de los alumnos y con ellos reconozcan sus propios avances.
En relación al uso de tecnologías de la información y de la comunicación, Coll (2013) señala que a partir del uso de las TIC y de las tecnologías móviles, se pueden eliminar las barreras físicas, ya que también los estudiantes pueden aprender en otros lugares en donde tengan conectividad; también, señala que a partir del uso de éstas “convergen diversos lenguajes y formatos y la posibilidad de combinar lenguaje oral, lenguaje escrito, sonido, imágenes estáticas y en movimiento, lenguaje musical, lenguaje matemático, lenguaje lógico, sistemas de símbolos, sistemas de representación gráfica” (p. 5) y de esta manera se enriquecen las experiencias de aprendizaje de los estudiantes.
Evidentemente, se sabe que al menos en algunas partes de México es complicado que las aulas cuenten con acceso a las TIC sin embargo, esta es una atenta invitación para que en aquellos centros educativos que cuenten con dichos recursos los usen de manera que los estudiantes puedan acceder a experiencias enriquecedoras que posiblemente no puedan tener en otros espacios.
Por otra parte, el diseño de experiencias atractivas y retadoras para los estudiantes, es una habilidad que como docentes debemos dominar a partir del conocimiento de nuestros estudiantes, esto permitirá identificar el nivel de desarrollo y condiciones en las que cada uno de ellos se desenvuelve. A partir de ello se propone el diseño de experiencias retadoras y atractivas, de acuerdo a sus necesidades, para que la desmotivación o la frustración no llegue a nuestros salones.
De igual forma, no se debe descuidar el ambiente afectivo en el aula. Hoy día se reconoce que este punto es primordial para el aprendizaje (Barudy y Dantagnan, 2005) ya que la educación de un niño o una niña es ante todo un proceso relacional, ya que sin vinculación afectiva no hay aprendizaje y es necesario incorporar la cultura del buen trato como una forma de cuidar el ambiente socioemocional en el aula.
En este sentido, se propone que dentro del aula se generen espacios en donde los alumnos puedan interactuar entre ellos y que también puedan hacerlo con el docente; que se mantengan interacciones respetuosas, empáticas y que el docente poco a poco apoye a los estudiantes con la gestión de sus emociones.
Por otra parte, es necesario que dentro del aula se genere un ambiente cooperativo y esto sólo se logrará a partir del manejo de grupo, es decir, que el docente deberá promover actividades de apoyo, escucha y cooperación; además, “si el salón de clases es un lugar cómodo, amable, acogedor, reafirmante, atractivo y facilitador para los alumnos, entonces lo más probable es que la disciplina no constituya un problema” (Woolfolk, 2010, p. 447).
Otro elemento importante es involucrar a distintos agentes educativos. Cuando se habla de los distintos agentes educativos nos referimos a los docentes, los directivos, el personal administrativo y a las propias familias. Todos ellos también forman parte del ambiente de aprendizaje, porque los niños también tienen contacto con ellos e influyen sobre todo en el ambiente socioafectivo.
Es por esto que las familias también forman parte del proceso educativo y, de cierta manera influyen, en la disciplina del aula. Por lo que es necesario que ambos agentes lleguen a un consenso en cuanto a las expectativas que tienen de los estudiantes, que las familias conozcan las reglas que hay dentro del aula y que exista un apoyo mutuo para lograr un ambiente académico realmente positivo (Woolfolk, 2010).
Se ha observado que generar un ambiente de aprendizaje trae consigo múltiples beneficios ya que estimulan el conocimiento, favorecen la autonomía, brindan oportunidades para todos los estudiantes, se apoya en la gestión emocional, hay una generación de vínculos saludables y fomentan la motivación para el aprendizaje.
Finalmente, no podríamos estás más de acuerdo con Pérez- Castro (2015) en que no solo son los espacios físicos los que generan un ambiente de aprendizaje, sino la participación de todos los agentes que intervienen en el escenario educativo como la institución, la comunidad, los directivos, papel del docente, la comunicación asertiva y una adecuada planeación forman parte de un contexto educativo favorable para los estudiantes y su proceso de enseñanza aprendizaje; y que las escuelas deben ser lugares agradables, organizados y pensados para los niños, las figuras parentales y el equipo docente, donde se experimente placer al volver cada día y en donde el derecho a la identidad de cada persona pueda encontrar acogida, intercambio y enriquecimiento mutuo. (como se citó en Krumm, 2021, p.91).
Referencias
Barudy, J. Dantagnan, M. (2005). Los buenos tratos a la infancia: Parentalidad, apego y resiliencia. Gedisa.
Coll, C. (2013). La educación formal en la nueva ecología del aprendizaje: tendencias, retos y agenda de investigación. Universitat de Barcelona.
Duarte, J. (2003). Ambientes de aprendizaje: Una aproximación conceptual. Estudios Pedagógicos, (29), 97-113.
Krumm, S. (2021). Ambientes de aprendizaje: Educación integral en entornos favorables. ACES.
SEP (2017). Aprendizajes clave para la educación integral. México. Secretaría de Educación Pública.
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. (2019). Ambiente de aprendizaje.
Woolfolk, A. (2010). Psicología Educativa. Pearson Educación.